Noticias

Nuevo impulso para promociones

Financiación sostenible, impulso para las promociones

Por pisos.com -03/09/2021043Compartir en FacebookCompartir en Twitter

La financiación sostenible es básica para la sostenibilidad corporativa como instrumento específico para atraer recursos financieros a proyectos ligados a la lucha contra el cambio climático o los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, para eliminar la pobreza y las enormes brechas que existen en todos los órdenes entre ciudadanos y grupos sociales, y en general, para lograr una economía y una sociedad más justa, más solidaria, equilibrada y sostenible.

Últimamente suelo decir que, en unos momentos en los que las expectativas favorables sobre las vacunas parecen acercarnos a la solución contra la Covid-19, es preciso buscar una vacuna contra el cambio climático, con la misma urgencia y ambición que la vacuna sanitaria, y garantizar así no sólo la recuperación de la actividad económica sino también su mantenimiento a medio y largo plazo.

Por otra parte, los inversores exigen cada vez más compromiso de las compañías en las que invierten en la lucha contra el cambio climático, los ODS y los factores ESG, y los gobiernos están impulsando la incorporación de los criterios de sostenibilidad a todas las actividades y sectores empresariales, con la Unión Europea a la cabeza de esta tendencia.

¿Qué beneficios aporta a los proyectos que la contemplan?

La pandemia ha aumentado la conciencia general de que el propósito corporativo y el compromiso con los factores ESG no solo defienden la sostenibilidad, sino que aportan valor a las compañías y facilitan su financiación, pero además fortalecen su reputación corporativa, retienen el talento y refuerzan su capacidad competitiva y su revalorización a largo plazo.

La reciente encuesta que hemos realizado en OFISO sobre Perspectivas de la Financiación Sostenible revela una total coincidencia en que la financiación sostenible será un factor de recuperación y nuevo empleo y que seguirá creciendo su importancia en la financiación total de empresas y entidades financieras. Uno de cada ocho euros en financiación en el mercado de capitales en España es sostenible, lo que confirma que no es un mercado nicho sino un segmento muy relevante en el conjunto del mercado de deuda mundial, con uno de los mayores potenciales de crecimiento.

Supone también un incentivo la reducción en los costes financieros con el uso de la financiación sostenible, circunstancia que si bien es aún poco significativa será cada vez más reconocida por los directores financieros según la citada encuesta, y tendrá un impacto creciente en la valoración de las compañías, de sus acciones y de sus activos, y en la diversificación de su base inversora.

Los reguladores y supervisores conceden una importancia creciente a la sostenibilidad y a los riesgos asociados al cambio climático y analizan cada vez con más atención y detalle dichos riesgos en relación con la solvencia de las entidades financieras y compañías a medio y largo plazo. El Banco Central Europeo ha revelado recientemente que alrededor del 70% del crédito otorgado por las entidades financieras a empresas puede arrojar en las próximas décadas un riesgo “alto o creciente” ligado al cambio climático; y que los fondos de inversión europeos tienen en sus carteras 1,4 billones de euros afectados por dichos riesgos, 1 de cada cinco euros de dichas carteras.

Por todo ello, recurrir a la financiación sostenible en la actividad inmobiliaria y en otras muchas actividades empresariales será una apuesta segura para los responsables financieros ya que el mercado comienza a diferenciar entre ganadores y perdedores a largo plazo en función del compromiso de sostenibilidad y financiación sostenible.

¿Cómo está evolucionando este tipo de financiación en nuestro país en los últimos tiempos?

Acabamos de hacer público en OFISO un avance del primer semestre de 2021 en España y los datos son reveladores de la expansión que registra ya que la emisión de bonos verdes, sociales y sostenibles ha crecido un 70% entre enero y junio, con un volumen total superior a los 15.000 millones de euros; y resulta especialmente significativo que el sector inmobiliario y de edificación sea destinatario de más de un 25% de esta financiación.

Se trata de hacer frente a los nuevos riesgos. Si algo ha hecho la crisis de la Covid que venimos sufriendo es hacernos tomar conciencia de que existen amenazas formidables que pueden sobrevenir de manera imprevista, con grandes daños de carácter social y económico. Pues bien, las amenazas climáticas y sus quebrantos son reales, no están lejanas ni afectan solamente a otras latitudes.

Al mismo tiempo, es necesario aumentar el perímetro de acción de la financiación sostenible más allá de sus actuales focos principales, las energías limpias y su almacenamiento, o el transporte limpio.

¿Hay algún sector en el que esté calando de manera más notable?

El primer destinatario de los recursos logrados mediante la financiación sostenible es actualmente el de las energías limpias, que concentran más del 50%, y como decía, el sector inmobiliario le sigue en este ranking ya que en el primer semestre del año obtiene el 16% del volumen emitido, y la eficiencia energética, muy ligada a la vivienda y la construcción, se lleva un 9,6% adicional, por lo que puede decirse que se lleva 1 de cada 4 euros. Tras estos sectores vendrían la movilidad sostenible y la gestión de residuos y del agua.

En relación con el ámbito inmobiliario/residencial, ¿cómo está incidiendo la financiación sostenible?

La actividad inmobiliaria y residencial representa uno de los ámbitos en los que se está produciendo un mayor empuje en lo relativo a la lucha contra el cambio climático y la búsqueda de financiación específica para ello, puesto que se trata de uno de los mayores focos de generación de CO2, con una actividad y unos productos sujetos a fuertes riesgos climáticos, a la posibilidad de sufrir los efectos de las catástrofes naturales, riadas, inundaciones, tempestades u otro tipo de eventos catastróficos naturales, con el consiguiente deterioro de los activos inmobiliarios.

Los inversores van a analizar estos factores con gran detalle e invertirán en aquellos que tenga una perspectiva de mayor fortaleza, más resiliencia a estos riesgos y mejores fundamentos en cuanto a la eficiencia energética y el ahorro de recursos naturales.

Por todo ello, es un sector fundamental en la preocupación y acción de los gobiernos y comienza a serlo también para los ciudadanos, la opinión pública y los grupos de presión. Del mismo modo que en este momento existe una presión creciente de los grupos activistas y los sectores más comprometidos sobre las compañías petroleras y otras empresas para que abandonen sus negocios de extracción o utilización de combustibles fósiles, en poco tiempo veremos como esa presión social e institucional se traslada a otros sectores y actividades consideradas más contaminantes y, sin duda, entre ellos va a estar el sector inmobiliario.

Además, la financiación sostenible tendrá en los próximos años un alto protagonismo en el terreno inmobiliario en la medida en que la eficiencia energética y la construcción o la vivienda verde están adquiriendo una destacada presencia en los planes estratégicos y financieros de la Unión Europea que destinará buena parte de los fondos del Next Generation EU a la construcción de viviendas sostenibles y ecológicas. El sector inmobiliario recibirá un buen paquete de fondos y recursos financieros para impulsar la construcción o la  rehabilitación de viviendas e infraestructuras sostenibles y más resilientes frente al cambio climático, capaces de reducir el CO2 que generan.

¿Qué habría que entender por hipoteca verde?

Las hipotecas verdes se diferencian de las clásicas hipotecas por requerir unas elevadas condiciones de eficiencia energética y una elevada calificación al respecto de la vivienda o el activo inmobiliario que van a financiar. Como contrapartida, quien suscribe un préstamo hipotecario verde obtiene ventajas en distintos ámbitos, desde el coste, es decir el tipo de interés o las comisiones, a otras condiciones que las entidades bancarias pueden ofrecerle.

Aunque en este momento es un producto aún poco extendido, es previsible un fuerte desarrollo en los próximos años en paralelo con la creciente sensibilidad social por el medioambiente, junto con las necesidades de renovación del parque inmobiliario español y la buena adaptación de este tipo de hipoteca a las reformas y la rehabilitación de viviendas antiguas.

En la medida también que los ciudadanos lo conozcan mejor y entiendan que no solo les beneficia a ellos sino que será su aportación particular a la mejora del medioambiente. Adicionalmente, supone para el comprador una garantía de revalorización de la vivienda así financiada por sus características de eficiencia energética, y, para el banco, un menor riesgo. Es de esperar, asimismo, que en los próximos años se dé respuesta desde los poderes públicos a la actual ausencia de regulación respecto a este tipo de hipotecas.

¿Cómo se encuentra la financiación sostenible desde el ámbito de la promoción de obra nueva?

La obra nueva se acelerará después de la pandemia y de los titubeos e incertidumbres que acompañan a esta crisis. Se necesitarán recursos, y la financiación sostenible es una opción muy a considerar dado su interés para muchos inversores. Eso sí, cumpliendo las condiciones que requiere este tipo de financiación, principalmente por el uso de los recursos, para proyectos sostenibles o sociales y las exigencias de transparencia e información que conlleva su utilización.

Desde el punto de vista comercial supone un marchamo de mejor calificación energética y de mayor compromiso del promotor con el medioambiente, así como una garantía de calidad, tecnología y revalorización futura.

Adicionalmente, la financiación sostenible, por su naturaleza y compromiso social, puede ser un factor de impulso para que los promotores, las inmobiliarias y los inversores, busquen fórmulas para romper algunos de los círculos viciosos que se están creando, por ejemplo, en relación con el acceso de los jóvenes a la vivienda de obra nueva y al crédito para financiar su compra por considerarse un target de mayor riesgo, e igualmente en el caso de grupos y colectivos menos favorecidos a los que hay que dar una respuesta responsable de cara a su acceso al mercado inmobiliario.

¿Qué son los bonos sostenibles, por los que se están inclinando algunas de estas compañías?

Son aquellos bonos a través de los cuales se obtiene financiación para proyectos climática o socialmente sostenibles, que están alineados con los objetivos del Acuerdo de París, de reducción del calentamiento global, y de los ODS de Naciones Unidas.

Las empresas o instituciones que quieran financiarse con instrumentos sostenibles deben establecer antes que nada una estrategia que alinee la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático con el negocio, con objetivos ambiciosos, con un compromiso de transparencia e información permanente acerca de sus avances en la lucha contra el cambio climático y con órganos de gobierno preparados para ello, para crear confianza en los mercados.

Y en cuanto a los instrumentos existentes, en pocos años se está logrando ampliar su gama. Los bonos verdes han sido el estandarte del desarrollo de la financiación sostenible a lo largo de la última década, el activo más conocido y más identificado con esta financiación, cuyos fondos deben destinarse en su integridad a proyectos y actividades relacionadas con la lucha contra el cambio climático.

Sin embargo, están surgiendo otro tipo de activos como los bonos sociales, que están adquiriendo un peso creciente, especialmente tras el periodo de pandemia que ha llevado a numerosas instituciones, especialmente públicas, a utilizar este mecanismo de financiación para sus proyectos de carácter social; así como los bonos sostenibles o de sostenibilidad, cuyos recursos deben aplicarse a financiar o refinanciar una combinación de proyectos ecológicos y sociales.

En los últimos dos años está teniendo también una rápida difusión una nueva gama de bonos, los sustainability-linked bonds (bonos ligados a la sostenibilidad), un tipo de bonos que no requieren un uso determinado de los recursos, sino que vinculan su coste a determinados objetivos de sostenibilidad de la compañía, entidad financiera o institución que los emite, con una prima o una penalización en caso de no alcanzar dichos objetivos.

Además, los préstamos sostenibles están mostrándose también en los últimos años, especialmente en nuestro país, como una esperanzadora vía para ligar la financiación bancaria a la sostenibilidad ya que movilizaron en nuestro país inversiones por 18.000 millones en 2020, con un incremento del 40% respecto a la financiación concedida el ejercicio precedente. En este capítulo es de esperar, además, que las hipotecas verdes extiendan específicamente la financiación sostenible al sector inmobiliario.

También puede gustarte...